Santa Cruz de Kanpezu (Álava), 30.IX.1885 – Agurain-Salvatierra (Álava), 13.II.1971. Liturgista, escritor y claretiano (CMF).
Nació en la villa alavesa de Santa Cruz de Campezu. Niño aún (1898) ingresaba como seminarista en el colegio claretiano de Alagón (Zaragoza), donde cursó los estudios de Humanidades como preparación para iniciar la experiencia de noviciado en Vic (Barcelona). Joven de diecisiete años, profesó como misionero claretiano; estudió tres años de Filosofía en la ex-universidad de Cervera (Lérida), cinco de Teología y Derecho en Segovia y Santo Domingo de la Calzada (Logroño) donde recibió la ordenación sacerdotal (1910). Siempre abierto al mundo intelectual, científico y lingüístico, el joven Antoñana había iniciado sus estudios de esperanto y de árabe.
El resto de su vida iba a transcurrir así: profesor de Teología fundamental y de Lenguas Bíblicas en el Seminario Mayor calceatense y colaborador de la revista Ilustración del Clero (1911-1918); profesor de sagrada escritura, Derecho y liturgia en Segovia (1918-1925). Después de catorce años de profesorado fue propuesto para ejercer un servicio de gobierno en la congregación claretiana, como secretario provincial primero (1925-1931) y superior de la comunidad de Agurain-Salvatierra (Álava) después (1931-1934). Del 1934 al 1939 vivió a Roma donde perfeccionó estudios de Derecho en la Universidad Gregoriana y entró en contacto con los movimientos litúrgicos romanos. Y desde 1939 al año de su fallecimiento (1971), el padre Antoñana se dedicaría por completo a los estudios litúrgicos y su divulgación pastoral desde la comunidad madrileña de Buen Suceso, 22.
Fue siempre el clásico homo universitarius. Siempre en contacto con trabajos de investigación, publicaciones científicas y de divulgación, cursillos, conferencias, etcétera. Sus estudios, su pluma, sus actividades estuvieron siempre al servicio de la pastoral práctica, a imitación de su fundador, san Antonio María Claret. Fue director y cofundador de la revista Vida Religiosa y perito conciliar en la comisión preparatoria de liturgia (1960) y en la comisión del esquema litúrgico (1962).
Ignacio Oñatibia, insigne liturgista guipuzcoano, llegó a decir de él: “hay que descubrirse ante la ejemplaridad de una vida vocacionada al estudio como la del padre Antoñana. La gran aventura de la renovación litúrgica que estaba a apunto de levar anclas bajo los auspicios del concilio iba a encontrar en nuestro padre Gregorio un colaborador perfectamente equipado en ciencia y experiencia. […] Recuerdo que, en cierta ocasión, a raíz de una intervención suya, el insigne liturgista G. A. Martimort me ponderó los grandes conocimientos y el espíritu abierto que admiraba en el padre Antoñana”.
A sus ochenta y cinco años de edad, se retiró a la comunidad alavesa de Agurain donde falleció acompañado de tantos sacerdotes, religiosos, religiosas y asociaciones pías que había iluminado con su larga trayectoria litúrgica.
Además de sus múltiples artículos en diversas revistas de su especialidad, cabe mencionar algunas de sus obras más famosas: Manual de Liturgia Sagrada (1921) de la que se hicieron diez ediciones o los misales de Antoñana, que también conocieron diversas ediciones, etcétera.
Obras de ~: Manual de Liturgia Sagrada, pról. de P. de Anasagasti, Madrid [E. Maestré, ¿1921?]; Ángeles del altar: Guía de acólitos para el servicio del Señor, Madrid, Coculsa, 1942; Misal romano diario en latín y castellano: seguido de un devocionario Madrid, Coculsa, 1952; La Semana Santa, Madrid, Coculsa, 1957.
Bibl.: J. M.ª Alday Otxoa de Olano, El P. Gregorio Martínez de Antoñana, hijo ilustre de Santa Cruz de Kanpezu, Campezo, Caja Vital Kutxa, 1997.
Jesús María Alday Otxoa de Olano, CMF
Tomado del Diccionario Biográfico Español (real academia de la historia)