LEANDRO GONZÁLEZ
Nació en Nava del Rey, provincia de Segovia en 1851. Entró en la Congregaci6n en 1866. Murió el día 27 de enero de 1903 en Segovia.
Este Padre benemérito, modelo de los que ocupan el cargo de superiores sobre todo, distinguiose como buen religioso, dejando un nombre imperecedero de ejemplar y santo. Vamos a resumir la preciosa biografía que escribió el P. Isaac Burgos.
Desde pequeño fue modelo de docilidad y obediencia, modestia y piedad religiosa, como el P. Burgos pudo escucharlo de labios de quien trató al P. González en aquellos ayos de la infancia. Encariñado con las misiones dadas por nuestros Padres, entró en nuestra casa de Segovia, donde tuvo la dicha de conocer y tratar a nuestro bienaventurado Padre. De Segovia pasó a Vich a hacer su noviciado bajo la dirección del P. Vallier. Los azares por los que pasó aquel Noviciado y escolasticado en los días de la revolución de 1868 no son para dichos. Por fin pudo reorganizarse en Prades y al allí vemos a nuestro P. Leandro. Cuando el P. Vallier fue destinado a Chile, quedó bajo la dirección del P. Clemente Serrat, otro maestro de espíritu notabilísimo.
Monseñor Ramadier, Obispo de Perpignan, le ordenó con otros diez estudiantes; cayendo en la cuenta del número de once, dijo el Obispo: aquí no hay ningún Judas: por desgracia lo había. Al P. Leandro González jamás decayó un punto del primitivo fervor, sino que acrecentándolo cada día, llegó a ser un verdadero ejemplo para todos, como religioso primero, y después como mi misionero, Superior y Consultor Provincial.
En 1877, cuando tenía solamente ventiseis años de edad, se dedicó a las misiones en Segovia, al lado de los grandes maestros Genover, Bastaras, Villaró y sobre todo Bruned. En 1884 pasó a Valmaseda donde le esperaba un nuevo campo de acción como profesor. Predicó en las ciudades más importantes de las provincias Vascongadas y de Navarra y Santander. Llegó a gozar de tanta fama por su celo apostólico que se le llamó el apóstol del Valle de Mena.
En el Capítulo General habido en Cervera en 1895 fue nombrado Consultor Provincial de la Provincia de Castilla. Su salud que nunca fue robusta se resintió y en el Capítulo Provincial de 1901 fue reelegido Consultor Provincial, pasando a Segovia, donde vivió los últimos años de su ejemplar vida. Habiendo resultado inútiles cuantos esfuerzos se llevaron a cabo para detener los pasos de la enfermedad, se preparó para el paso postrero. Fue sobre todo en Valmaseda donde más tiempo fue recordada su memoria y donde su fama de santo arraigó más profundamente. El P. Burgos no dudó en proponerle como modelo a imitar.
José Berengueras