CASIMIRO MORALES
Nació el 24 de febrero de 1874 en Mohoza (La Paz – Bolivia). Sacerdote el 13 de octubre de 1904, Ingreso en la Congregación desde el clero diocesano en 1910. Hizo su noviciado en España. Profesó el 16 de julio de 1911. Murió el 5 de junio de 1968 en Cochabamba a la edad de 94 años.
Una vez que profesó, habiéndose ido ya los claretianos de Bolivia, fue destinado a Chile donde se dedicó especialmente a dar misiones populares, para las que tenía grandes dotes.
Regresó a Bolivia en 1919 para fundar la comunidad de Cochabamba. Hombre muy exigente en la coherencia de vida evangélica, comenzando por sí mismo. Fue un extraordinario misionero itinerante llegando hasta los lugares más inaccesibles del país para predicar misiones. Tan disponible siempre que fue capaz de aceptar el cargo de formador de postulantes en una emergencia y cuando ya tenía 85 años.
Ya 1919 su compañero en la comunidad de Cochabamba, el P. Ramón Font, después obispo de Tarija, escribió: “Por aquí el rey de nuestros misioneros es el P. Casimiro Morales, por la perfección con que habla el quechua”.
Los miembros del gobierno general de la congregación que visitaron las comunidades de Bolivia se deshacen siempre en elogios del P. Morales, recogiendo, naturalmente, el sentir de los claretianos de su comunidad. Así en 1952 el P. Eduardo Fabregat dijo del P. Morales en su informe sobre la visita a Bolivia: “Es un santo religioso, hombre de consejo y dirección, el alma de la comunidad (de Cochabamba) y el que mantiene todas las relaciones y simpatías. Es una institución en Cochabamba”.
Trece años después, en 1965, otro visitador general, el P. Labastida dijo del P. Morales en su informe sobre la visita a las comunidades de Bolivia: “Venerable anciano de 92 años. Es una bendición de Dios para la comunidad y para la congregación en la que lleva ya 55 años de permanencia. Tiene buena vista, buenos oídos y buenas piernas, buena memoria y lucidez mental. Está todavía activo en el ministerio. Es delicado y afable con todos y sumamente. Tratándole vienen a la mente aquellas palabras del Eclesiástico: ” Frecuenta la reunión de los ancianos prudentes y abraza de corazón su sabiduría” (6,35). Al cumplir los 90 años le fue entregada la máxima condecoración boliviana, “El Cóndor de los Andes”, en presencia del episcopado de Bolivia reunido en Cochabamba. “