JOSÉ VILLARÓ PUIGGALÍ
Había nacido cerca de Solsona, en cuyo seminario había cursado con notas sobresalientes la carrera eclesiástica.
El día 14 de abril de 1874 partía de Thuir con el H. Jordá para reabrir la casa de Segovia. Apenas instalados en el edificio, comenzó una propaganda soez contra ellos. Los acusaron de guardar armas para ayudar a los carlistas, y por fin los prendieron y desterraron. Fue necesaria la intervención de una bienhechora de la casa para que se les suavizara un tanto la sentencia y pudieran regresar tranquilos a Francia. El día 5 de agosto estaban sanos y salvos en Thuir.
Mientras tanto tuvo lugar la restauración alfonsina en España y el P. Villaró volvió a salir con el H. Jordá para Segovia. Allí vivió medio oculto en el seminario diocesano, hasta que firmado y publicado el real decreto del 25 de septiembre de 1875 que ordenaba que se nos devolvieran la casa misión de Vic y la de Segovia, el P. Villaró tomó de esta posesión. No tardó en reorganizarse allí una gran comunidad, y bien pronto se abrió allí el postulantado. El P. Villaró fue nombrado superior de aquel centro claretiano de primera importancia.
A partir de esta fecha vemos al P. Villaró ocupando puestos de mucha responsabilidad en la Congregación. Su prudencia consumada le hacía ideal para el gobierno de nuestros colegios, y así después de haber ilustrado la comunidad de Segovia con ejemplos notabilísimos de virtud, fue llevado a Vic, por entonces la casa más importante de la Congregación pòr estar allí el Noviciado y gran parte del escolasticado, y cuando se dispuso adquirir el colosal edificio de la exuniversidad de Cervera y allí establecer la comunidad más numerosa del Instituto (llegó a contar con quinientos miembros) allí fue enviado de superior el P. Villaró.
Los superiores mayores tenían confianza absoluta en él, y jamás se arrepintieron de haberse valido de un sujeto de tantas prendas para las comisiones difíciles que se le encomendaron. Desde 1883, al ir para México el P. Domingo Solá, el P. Villaró figuraba como Consultor General. En calidad de tal intervino en el Capítulo General de Madrid de 1888, y en el mismo fue nombrado Consultor General segundo. El hombre de gobierno se iba perfilando con estos cargos importantísimos. En 1895 se celebró otro Capítulo General en Cervera y al mismo había sido convocado el P. Vallaró, pero una enfermedad traidora que le estaba minando ocasionó su muerte precisamente durante los días del Capítulo en que se ventilaban asuntos importantísimos para la Congregación.
La Congregación tenía grandes esperanzas en el P. Villaró, y no faltaron personas respetables que le miraran como al sucesor inmediato del P. Xifré en el cargo de Superior General.
Tenía el P. Villaró un hermano carnal que descollaba como albañil, con decir que a las órdenes de los mejores arquitectos de Cataluña trabajó en la construcción del camarín de la iglesia de Montserrat, queda indicado que era un hombre de aptitudes en el ramo. Se propuso el Padre ganar a este hermano para la congregación y a fuerza de caras lo consiguió. Fue después el recordado y santo Hermano Francisco Villaró, de imperecedera memoria, que tantas construcciones dejó a su paso por las comunidades del Instituto.