MARCOS AJURIA
El P. Ajuria fue un gran Misionero. Aunque no pertenecía a la Provincia de Cataluña, intervino como nadie en el resurgimiento misional de nuestros colegios. Sería una verdadera lástima que una figura histórica de la talla del P. Ajuria pasara desapercibida por nuestra incuria en dibujar su silueta 8impática. Mientras esperamos la obra que un veterano Misionero de Guinea está escribiendo, obra digna de la grandeza del P, Ajuria, vayan estas líneas de admiración 81 recordado P. Marcos, cuya desaparición de entre los vivos todavía no ha sido del todo descifrada.
El P. Ajuria nació en Yurreta el día 25 de Abril de 1876. Sus padres fueron Jacinto Ajuria y Josefa Gallastegui. Apenas abierto el postulantado de Valmaseda, el niño Marcos solicitó y obtuvo el ingreso en el mismo. Ya entonces fue formalito, obediente, excelente candidato para Hijo del Corazón de María. Hizo el Noviciado en Cervera, siendo su Maestro el recordado P. Antonio Sánchez. Fueron connovicios suyos varios Padres notables de la Congregación, v. gr. el Rmo. P. Felipe Maroto, el P. Juan Postius, etc.
En Cervera continuó los estudios eclesiásticos que concluyó felizmente en Santo Domingo de la Calzada: fueron sus directores espirituales: durante este tiempo los Padres Juan Carpi y Santiago Martínez. Durante la carrera eclesiástica el Sr. Ajuria lució en varias ocasiones la voz hermosa que Dios le había dado, dio muestras de su buen espíritu, y ya entonces cifraba sus delicias en las misiones que eran tema bien frecuente, de sus charlas. Se ordenó sacerdote el día 13 de Mayo de 1900: otro de los varones insignes que en tal día recibiera la ordenación sacerdotal fue el P. Ramón Ribera, de santa memoria. El primer destino del nuevo ministro del Altísimo fue Auxiliar del Prefecto de Estudiantes en Cervera cargo en el cual hubo de estar ocupado un año, ya que mediados de. 1901 era destinado a las misiones de Fernando Póo, a donde llegó acompañando al M. R. P. Martín Alsina, el día 20 de Octubre de 1901.
Los destinos y cargos que tuvo en aquellas misiones son los siguientes: 1901 — Cabo San Juan como Maestro; 1903 — Banapá como Redactor jefe de La Guinea Española y Director del Colegio de Artes y Oficios; 1905 — en este año La Guinea Española hubo de suspender su campaña y el P. Ajuria fue nombrado Superior de la misión de Corisco; 1907 — vuelve a la palestra La Guinea y el P. Ajuria es nombrado Director de publicación: al mismo tiempo se le nombra Superior de Banapá; 1910 — sigue dirigiendo la revista y es nombrado superior de Basilé; 1912 — Es elegido Consultor Provincial siguiendo además con el superiorato de Basilé y la dirección de la revista; 1915 — es nombrado Superior de Santa Isabel: la enfermedad le obliga a renunciar a las pocas semanas y vuelve de Superior a Basilé: sigue como Consultor Provincial, Consultor del Vicariato y Director de la revista; 1918 — es nombrado Superior de Elobey, cesando en 108 demás cargos, aunque sigue escribiendo en la revista, cuya dirección pasa al Rdo. P. Ambrosio Ruiz; 1921 — es reelegido superior de Elobey.
La lista de cargos es notable, y si a ellos añadimos que el buen Padre fue expedicionario y Misionero como pocos, que organizó y dirigió campañas moralizadoras en las columnas de La Guinea, las cuales le valieron no pocos disgustos, hasta ser en una ocasión llevado a los tribunales y ver confiscado un número de la revista; Bi tenemos en cuenta abundancia enorme de artículos que publicó en revistas españolas, sobre todo en Las Misiones Católicas de Barcelona, donde aparecieron muchas docenas de artículos por él firmados; que estuvo BI frente de no pocas excursiones científicas y geográficas, como la que subió 81 pico de Santa Isabel en fecha importante; que fue un formador de misioneros jóvenes y un superior recordado por todos, yendo delante de los súbditos en el sacrificio; que a más de artículos en revistas, publicó folletos de gran interés, v. gr. el dedicado a la misión de San Francisco Javier de Asobla, y que durante los últimos años de su permanencia en aquellas misiones se vio acometido frecuentemente con fiebres y enfermedades tropicales, nos daremos cuenta cabal de lo que significaba para aquellas misiones la personalidad misionera del P. Ajuria.
Ba 1921 hubo de venir a la península para someterse delicada operación; se rehizo y regresó sin tardanza a Elobey; pero continuando las fiebres y deseando los superiores crear una revista de nuestras Misiones se pensó en el P. Ajuria para dirigirla. Estuvo unos meses en Madrid tomando posiciones, y al fin en 1923 lo vemos llegando a Barcelona para comenzar la campaña misionera de prensa a través de las columnas de El Misionero, de las páginas del Almanaque, de conferencias que dio por centenares de veces, campaña altamente beneficiosa para aquellas misiono fernandianas. Hay que reconocer que estuvo metido en alma y cuerpo en todas las empresas de propaganda misional que entonces se celebraron en España; se contaba con él para sermones y conferencias misionales, para exposiciones, roperos etc. Fue un propagandista formidable.
¿Y qué decir de su talento organizador que causaba sorpresa a muchos entendidos en el ramo y que se manifestó sobre todo en la dirección de Los Apóstoles del Corazón de María, nuestra simpática Pia Unión Misionera? En muchas esferas se conocía a la Congregación por el Padre Ajuria: su actuación con motivo de la Exposición de Misiones de Barcelona, 1929, fue destacadísima. De él se puede afirmar con verdad que recorrió en viaje de propaganda casi todas las provincias de España, cosechando en todas partes frutos copiosos que su entusiasmo había producido.
LBS misiones de Guinea no olvidaron a quien tanto hiciera por ellas: en nombre de las mismas asistió al Capítulo General de Roma de 1934. El mismo P. Ajuria confesaba que jamás se había hecho la ilusión _ de poder trabajar tanto; «para poder tener vacaciones, añadía con gracia, tendré que pedir me dejen ir B Fernando Póo, pues el trabajo que ahora tengo es mayor que el de años atrás cuando estaba en aquellas misiones».
¿Cuál fuera el secreto del éxito sorprendente del P. Ajaría como propagandista? Su pluma y su palabra y su talento organizador, y la ayuda que consiguió de otros, muy singularmente del benemérito Hermano Joaquín Vilanova, pueden explicar macho; pero creemos que la única explicación realmente satisfactoria es la santidad personal de nuestro P. Marcos. Era edificante y enfervorizaba el verle. El mismo contaba con gracia que viajando por tierras del norte, alguien decía re. friéndose al P. Ajuria: «Señor, si se parece al Cristo de Limpias». Con el rezo de las Avemarías antes de la conferencia, tenía ganado el auditorio. La fe, el amor a las almas hablaban por medio del P. Ajuria. Las Religiosas se hacen lenguas de santidad que notaban en el Padre; los jóvenes que por muchos millares escucharon sus conferencias, lo recuerdan con edificación; los niños quedaban embobados ante aquella figura ascética y atrayente que tanto les cautivaba. El P. Ajuria era hombre de acendrada vida interior.
Es imposible poner una lista de los trabajos de prensa que publicó; de él se puede afirmar que vivió enteramente para las misiones y para su querida Congregación. Ojalá siga camino de la realidad el plan abrigado hace tiempo por un Misionero benemérito de Guinea de presentar una vida extensa y documentada del P. Ajuria. La tiene bien merecida.
Desgraciadamente desconocemos 1os detalles de la muerte del Padre Ajuria. Sabemos lo ocurrido en 1os días de su cautiverio, pero al llegar el momento culminante de la historia, cuando esperamos aplaudir al mártir invicto, éste desaparece del escenario, ocultado por la cortina del secreto más indescifrable. Pero que murió mártir nadie puede dudarlo. Seguramente desde el cielo favorecerá a sus recordadas misiones y se interesará por los destinados a continuar la obra por él comenzada.
Que con su intercesión poderosa nos obtenga muchas vocaciones de jóvenes de temple apostólico, celosos, valientes, incansables.
- M. BERENGUBRAS, C. M. F.