JOSÉ CLARET – MANUELA DE SOLÁ
José, aun siendo el menor de los hijos varones que prolongaron la
estirpe Claret y Ciará, fue el que mejor colocación logró. Consiguió la mano
de la hija del médico Dr. Melcior de Solá, emparentando con una familia
con nobleza, de las pocas que en Sallent podían anteponer la preposición
“de” a su apellido: los Sres. de Solá y Pasqual. Aunque los hijos del matri-
monio José Claret-Manuela de Solá nunca usaron la preposición “de”, lla-
mándose sencillamente Claret y Solá (incluso Ramón, uno de sus hijos, que
logró una situación económica muy desahogada), no obstante los padres
nunca omitieron este carácter de nobleza en sus documentos oficiales. Tam-
poco María y Raimunda, hermanas de Manuela, que nos son conocidas,
empleaban el título.
Las familias de Pasqual y de Solá, por ser ambas notables, han dejado
huella en los documentos notariales y podemos seguir sus generaciones. En
1817, en la calle sallentina de la Iglesia vivía la familia constituida por el Dr.
Antón de Solá con su esposa Isabel de Horta, juntamente con el matrimonio
formado por el primogénito y heredero Melcior, casado con Francisca Pas-
qual; dos criadas los servían; todavía no había hijos en edad de comulgar. El
Dr. Melcior de Solá y Horta en 1832-33, juntamente con su madre Isabel
Horta, su mujer Francisca Pasqual y los hijos pasó a establecerse en el pue-
blo de Olost para ejercer allí la medicina.
CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO
No le debió resultarle fácil a José Claret y Ciará, sencillo fabricante de
algodón, acercarse a la familia de un doctor en medicina y solicitar la mano
de la mayor de las hijas. Seguramente habría otros pretendientes de mayor
categoría social, nacidos en familias mejor situadas; y mucho dice a favor de
las prendas personales del hermano del P. Claret el que llegara a atraerse la
predilección de la chica y la aquiescencia de los padres. En algún apunte del
- Miguel Panadés he leído la especie de que los padres de Manuela se opo-
nían a las relaciones de su hija con un menestral, y para ponerles el estorbo
de la distancia fueron a establecerse en Olost; pero allí los siguió el enamo-
rado constante y plantó allí su fábrica hasta conseguir por fin el consenti-
miento de los padres.
Sería interesante poder conocer más detalladamente estos hechos.
Según dice San Antonio Ma Claret en su solicitud de ingreso en la Compañía
de Jesús en 1838, sus dos hermanos tenían cada uno “una gran fábrica”. Nos
es difícil calibrar esta magnitud; pero resulta evidente que José estableció en
Olost una fábrica que funcionaba bien, le daba para sostener la familia y pros-
perar. Tampoco conocemos el domicilio de los padres de ella en Olost, ni
sabemos si José vivía con ellos o tenía domicilio propio. Y resultaría intere-
sante, pues sabemos que San Antonio pasó temporadas en Olost en casa de su
hermano José. En Olost recogimos la tradición de que la casa del médico Mel-
cior y la fábrica de José Claret estaban en la calle que baja hacia la fuente.
El matrimonio se celebró en la parroquia de Santa María de Olost el
20 de noviembre de 1834, ante el párroco Dr. Vicens Vilaclara.
HOMBRE DE LA SITUACIÓN
Si los Claret-Xambó, en particular los dos hermanos Bonaventura y
Juan (padre del P. Claret), participaron en ayuntamientos realistas y fueron
molestados por los constitucionalistas o liberales, el Claret de Olost, tal vez
por haber enlazado con familias burguesas bien avenidas con la situación
política dominante, aparece formando en las filas liberales. Así se desprende
del hecho que José Claret fue “comisionado de policía” durante la guerra
civil. Hay que recordar que, por estar Cataluña en excepcional “estado de
guerra”, no se podía viajar sin andar provisto de un salvoconducto, expedi-
do por la oficina local de policía, en el que se fijaban las señas identificado-
ras del portador, el término de su viaje, fecha y duración. Este documento se
debía presentar en las oficinas de la policía en todas las poblaciones donde
el viajero se detenía o pernoctaba. La policía hacía constar al dorso el lugar,
motivo y tiempo de la detención. En el Archivo Municipal de Vic (AMV)
quedan montones de aquellos pasaportes; entre ellos hemos encontrado
varios de viajeros que hacen la ruta de Vic a Berga o viceversa y se detienen
en Olost para pernoctar. Varios están refrendados con la firma autógrafa de
“José Claret, comisionado de Olost”.
Otra prueba más significativa, existente también el AMV: en 1842 la
autoridad militar de Cataluña, para hacer frente a las partidas residuales de
carlistas convertidas en bandoleros, los Herniados “latrofacciosos”, que pulu-
laban en las regiones montañosas, pidió, por medio del jefe de policía de
Vic, a todos los alcaldes de los pueblos de su distrito que presentaran una
lista de personas de confianza a quienes se pudiera entregar un arma. El
Ayuntamiento de Olost, correspondiendo a la “Circular del Alcalde Io cons-
titucional de Vich de 8 del propio mes y año”, presenta la lista de personas
que “considera acreedoras a que se les conceda el uso de arma para perse-
guir y exterminar los ladrones que infestan el Principado”. En la veintena de
nombres de la lista figuran tres fabricantes de la villa, entre ellos “Josep Cla-
ret, fabricant.”
Este hecho puede explicar que Mn. Antón, cuando deja la parroquia
de Sallent para preparar el viaje a Roma para marcharse las misiones de
Oriente, se traslade a casa de su hermano José en Olost. Podía esperar su
ayuda tanto para trasladarse a Barcelona para agenciar un viaje por mar,
como después para obtener del alcalde de Olost un Pasaporte para el interior
con el fin de realizar un viaje a través del Pirineo.
LOS HIJOS
Por faltar en la parroquia de Olost el libro de Bautismos de aquellos
años, sólo nos podemos servir del libro de Obitos para conocer algunos hijos
de José y Manuela que murieron en temprana edad. Las enfermedades no
perdonaban a los hijos y nietos del médico del pueblo.
– Maña Filomena, nacida en 1840, muere a los dos años, en 1842.
– Juan, nacido en 1841, muere a los 11 meses el 6 de mayo de 1842.
– Juan (II), nacido 1843, muere el 1 de septiembre del843.
Pero hubo otros tres hijos que llegaron a mayor edad. Son los siguien-
tes: Dolores, Ramón y María.
– Dolores fue Religiosa del Instituto de la M. Vedruna:
“Dolores Claret de San Antonio. Natural de Olost, diócesis de Vich,
Barcelona. Nació el 11 de diciembre de 1835. Ingresó el 12 de
noviembre de 1854. Votos perpetuos el 16 de septiembre de 1855.
Residió en Madrid y Sabadell. Murió el 12 noviembre de 1859”.
– María Asunta nació como hija postuma el 4 de enero de 1845. El 8
de diciembre de 1859 ingresó en el Noviciado de las Hermanas Carmelitas
de la Caridad en Vic. No llegó a emitir votos por haber fallecido en 10 de
agosto de 1861. El R Panadés encontró la nota de su defunción en el
Registro de Muertos del Ayuntamiento de Vic, que dice así:
“El dia 10 de agosto de 1861 murió María Claret y Solá, natural de
Olost, hija de José Claret fabricante y de Manuela Solá, aquel de
Sallent, y ésta de Olost. Tenía 16 años y murió de una encarditis (sic!).
Vivía en la calle de Capuchinos”.
El detalle de vivir en la Calle de Capuchinos, hoy día del Escorial,
indica que vivía en la Casa madre de las Carmelitas de la Caridad, en su
Noviciado. Es errónea la afirmación de que su madre Manuela fuera natural
de Olost: al igual que el padre, José Claret, eran ambos de Sallent.
– Ramón fue el continuador de la familia y del apellido. Debió nacer
en 1838, pues en la presentación que hace en el Proceso Informativo en
1889 tiene 51 años, y en el Apostólico en enero de 1901 afirma que tiene 63.
Quedó huérfano de padre hacia los siete años y desde los doce vivió en Bar-
celona. Entre 1862 y 1867 vivió algunas temporadas en la casa del Confesor
real en Madrid. Durante la revolución del 68 desempeñaba en Málaga un
cargo oficial y, en vista de las campañas difamatorias contra su tío, se vio
obligado a disimular su apellido Claret. Se casó con Rafaela Prieto, instalán-
dose luego con su mujer en Barcelona: en 1901 su mujer vive aún, pues él se
declara de estado casado. Está dedicado al comercio con muy buena posi-
ción social y económica. En 1889 es corredor de algodón, “del comercio,
bien considerado”, “propietario y comerciante, de buena posición”.
Realmente su posición económica y social debió ser próspera y desco-
llante dentro del nivel familiar, y a ella aluden diversas noticias que pode-
mos recoger. Así en la narración del traslado de los restos de Claret desde
Fontfroide y su sepelio en Vic, se alude a que un sobrino del Siervo de Dios
se ofrece a costear un monumento sepulcral. Y cuando las fiestas de la inau-
guración del monumento al P. Claret en la plaza de Sallent en 1906, entre las
autoridades, obispos y diputados, cuya presencia se anuncia, también está
la del “ric hisendat don Ramón Claret, nebot del R Claret”; aunque después
en las crónicas no aparezca nombrado, pues se fijan sólo en la presencia entre
las autoridades de don Juan Claret y Mercadal y dos hijas suyas. Contribuyó
con un generoso donativo a la construcción del santuario del Corazón de
María en Barcelona-Gracia: “completamente decorado el camarín del Cora-
zón de María, en el que se gastó nada menos que 11.000 pesetas, regalo de
don Ramón Claret, sobrino de nuestro V. P. Fundador”, que los revoluciona-
rios de la Semana Trágica se encargaron de destruir por completo.
Nos dicen que al morir, en 1909, su herencia valía unos cinco millones
de pesetas.
La casa y familia de José Claret y Ciará en Olost era visitada por los
demás hermanos: Antonio pasó en ella algunos días en 1837, mientras agen-
ciaba la renuncia a la parroquia de Copons; José le ayudó a lograr pasaporte
para Roma, y de Olost partió para la aventura de pasar a pie la frontera del
Pirineo; en Olost se mantuvo en observación a la vuelta de Roma hasta ser
destinado a Viladrau. Sin embargo, más adelante, el 14 de enero de 184448,
en aquella ocasión en que en viaje relámpago saltó de Olost a Vic para ayu-
dar a Mosén Fortiá Bres que se había roto una pierna, ya se hospedaba en la
casa cural de su buen amigo Mosén Joan Domenech a quien había servido
como Vicario en Sallent y a quien luego sucedió como Ecónomo. Así lo
suponen los testigos presenciales en los Procesos.
También María, la hermana pequeña de los Claret y Ciará, nos dice que
unos meses antes de cesar Antonio en el cargo de Ecónomo de Sallent, se reti-
ró ella de la casa parroquial para instalarse en Olost con su hermano José49.
MUERTE
José Claret y Ciará murió muy pronto. El primero de septiembre de
1844 enterraba a su hijo Juan, y el padre le siguió dos meses más tarde. Dice
así su partida de defunción en el libro de Obitos de la parroquia de Olost:
– Dia dos Desembre de mil vuit cents quaranta quatra en lo Cementiri
parroquial de la Igl. de Sa. María de Olost bisbat de Vich ab tres oficis
y assistència de sis sacerdots se ha donat sepultura eclesiástica al
Cadaver de Joseph Claret, fabricant de cotó, marit de Manuela Solá de
Olost. Morí lo dia 30 Novembre del mateix any, despues de haver
rebut los Sants Sagraments de la Iglesia. No feu testament, peró tenia
arreglats poch temps havia Capitols en poder del Notari de Prats de
Llussanés”.
La edad verdadera de José era la de 34 años, pues se afirma en Aut. n.
6 que había nacido en 1810.
FAMILIA PROBLEMÁTICA
Un hecho extraño sucedió con la viuda Manuela, que debió influir en
la situación y educación de los hijos. El 8 de octubre de 1852 la viuda de
José Claret y Ciará, que ha sido ya seis veces madre y ahora debe cuidar tres
hijos menores (Dolores tiene 17 años y le faltan todavía dos para que ingre-
se en el Noviciado; Ramón está en los 14, aunque según él dijo desde los
siete años -año 1845- dejó el hogar familiar; y por fin María tiene solo 7
años), pasa a segundas nupcias. Y lo hace con Magí Colldelram “fadrí bra-
cer fill llegitim y natural de Francisco Colldelram y de Magdalena Molas,
cònjuges difunts de la Sufraganea de Santa Creu del Jutglar, resident en la
de Balenyá”. El matrimonio Colldelram-Solá tuvo descendencia en una hija,
Mercè Colldelram y Solá, que más adelante se casó con N. Camps.
El hogar creado por José Claret en Olost se deshace: la viuda Manue-
la pasa a vivir en Balenyá, y si no se lleva consigo al nuevo hogar a sus dos
hijas, hay que suponer que las deja en casa de sus padres en Olost, o de algu-
na de sus dos hermanas casadas en el pueblo de L’Estany. El hecho de cele-
brarse el matrimonio de Manuela con Colldelram en la parroquia de Olost,
indica que se procede con la anuencia y la bendición de los padres. El médi-
co Melcior de Solá en documento de 1864 confesaba que tenía 72 años en
ocasión de otorgar unos poderes notariales.