JULIÁN COLLELL
El P. Julián Collell y Guix nació en Santa María de Coreó (Barcelona) el 3 de diciembre
de 1869. Profesó el 26 de enero de 1887 en Vic. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de
diciembre de 1892. Después de diez años de ejercer distintos cargos y ministerios en España
(Gracia, La Selva del Camp, Sabadell), fue destinado a México a finales de 1902. Cuatro años
más tarde fue trasladado a Puebla. Su delicada salud no le permitía dedicarse a las misiones;
pero se consagró con tal constancia y fervor a la enseñanza del catecismo, que a su muerte se
dijo que no había habido en la Congregación otro que hubiera cultivado la catequesis en
iguales proporciones. No se contentaba con atender a los niños que asistían al templo. Iba
también en busca de los que vivían abandonados en los arrabales de la ciudad, llegando su
apostólica solicitud hasta los pueblos vecinos. Se ocupaba también de las criadas y de toda
clase de personas mayores que quisieran aprender la Doctrina Cristiana. El tiempo restante lo
ocupaba en fomentar las buenas lecturas, así como en otras actividades propias de su
ministerio sacerdotal. A él se deben también algunos escritos que, aunque modestos en su
apariencia, hacían gran bien a sus lectores.
Cuando la señorita Carmen Rugama Serrano le propuso la idea de fundar una Congregación
Misionera de Catequistas para niños, después de tratar el asunto con sus superiores, el P.
Collell recibió esta orden del arzobispo de Puebla: “Que el R. P. Julián forme las
Constituciones paras las Misioneras, enteramente conformes al espíritu de los Hijos del
Inmaculado Corazón de María”.
El sinnúmero de dificultades que el P. Julián encontró para llevar a cabo la fundación de la
Congregación no lo desanimaron, hasta que por fin el 6 de julio de 1920 se firmó el rescripto
autorizando la fundación. Al poco tiempo de iniciarse la obra el P. Collell y las Misioneras
vivieron una experiencia muy dolorosa, cuando él fue separado de la misma por orden de sus
superiores.
Con paternal solicitud el P. Julián veló continuamente por la Congregación de Misioneras
Cordimarianas, alentándolas en la fidelidad a su misión peculiar en la Iglesia, hasta su muerte,
acaecida el 26 de mayo de 1937 en Toluca (México).
Se distinguió por su profunda piedad y por la caridad con sus hermanos, sobre todo los
enfermos; su ardiente amor al Corazón de María, su filial admiración y cariño por San Antonio
María Claret, su ejemplar obediencia a los superiores, su espíritu tenaz y emprendedor (M.
Elena del Río).
El año de 1906 el P. Julián, con impedimento para misionar como lo
hacían sus hermanos, se entregó en cuerpo y alma a la Catequesis en el
Templo del Señor de los Trabajos de Puebla, atendiendo no sólo a los niños,
sino también a las criadas y obreras. Por su parte, Carmelita asumía la tarea
catequística en cuantos lugares le era posible. Ambos manifestaban mucha
constancia frente a las adversidades que les tocó vivir.