(resumen de biografía en St. Clar. PRC, “Sala” (por Bermejo), de la que hay en AG. CMF. GG., 4,18, por el P. Jacinto García).
Nació en Játiva en 14 de enero de 1833.
A sus 26 años entra como familiar de Claret, en enero de 1859; sólo más tarde se asentó como capellán. En marzo del 59 ya ayudaba a Claret a confesar (EC I, 1734); no se sabe por qué en julio estuvo a punto de marcharse, y Claret lo sentía (EC I, 1827); pero interesantísima carta de Currius de 27 de julio: Claret quiere formar una casa de misioneros, y quizá Sala sería uno de los indicados. “su espíritu es de Misionero”, y Sala dice que no hará nada al margen de Claret. Currius le conoce en ese verano y dice que es “muy bueno”; quizá para lo que quería marcharse era para hacerse misionero; en todo caso, parece ser Currius el que le enderezó para que continuase con Claret (cf. Carta de Currius a Claret 27 de julio) Con Claret en La Granja, debe de estar Llausás. El impedimento para hacerse misionero parece ser el tener deuda de ordenación (patrimonio prestado) y tener también que asistir económicamente a su padre y a su hermano pequeño. Lo confirma Claret en EC II, p 141; “es muy buen sujeto”. Contagio por confesar a un enfermo de viruelas, “mi capellán” (noviembre de 1861, EC II, p. 398).
Acompaña a Claret en los viajes reales, predica con él, v. gr., a las Monjas de la Enseñanza en Santander en julio de 1861 (crónica del convento). En Madrid predica a enfermos, presos/as, etc., como Claret (Currius es buen testigo).
Admirador de Claret, en octubre de 1862 fue publicando en la RevCat sus ministerios por Andalucía (y cartas al P. Xifré). EC II, pp. 536-539; 540-545; 546-549; 554-557; 558-564; Claret tiene en resumen en la Autob. En los años siguientes sigue admirando la actividad del santo arzobispo; en marzo de 1864, en carta al P. José Xifré, después de enumerarle esos trabajos, añade. “Las jornadas de Aranjuez y La Granja, que podían servirle a S.E. de descanso, las consagra a escribir; por manera que la mayor parte de obritas publicadas desde que está en Madrid han sido escritas en este tiempo. En medio de tantos trabajos y de otros muchos asuntos complicados y penosos, que no le dejan un momento de reposo, el señor le conserva en buen estado de salud y fuerzas” (ArxClar I, p. 115)
Era Secretario del hospital e iglesia de Montserrat (EC II, p. 909). En julio de 1865 va con Claret a Cataluña (EC II, p. 905), pero luego D. Carmelo se va temporalmente a casa de su familia quizá con la consigna de irse luego al Escorial (cf. EC II, p. 956), pero se pone malo por su tierra y tarda más en unirse a Claret (EC II, p. 964), al comienzo de 1866.
En julio de 1866 está tomando baños o aguas, antes de salir para Zarauz; Claret está sin capellán y piensa en algún Misionero de Segovia, por atención para con la salud de D. Carmelo (EC II, p. 1025).
En noviembre de 1866 marchó de canónigo a Cádiz (EC II, p. 1076) y en 1875 rector del seminario, pues el obispo capuchino Fr. Félix de Cádiz depositaba en él toda confianza por haber estado de familiar con Claret; este capuchino había rechazado tres veces la mitra de Cuba, quizá por problemas de salud [pas II, p. 168] (EC I, 1730), pero finalmente aceptó la de Cádiz en 1863 y fue consagrado el 64. Claret fue co-consagrante (con el Nuncio y el Patriarca). En septiembre de 1879 Sala obtuvo una canonjía en la metropolitana de Tarragona.
Se sabe que fue corrector de algunas obras del P. Claret (lo dice en el proceso). Él publicó al menos dos libritos “Tesoro escondido…” y “Excusión al mundo invisible…”. Declaró en el proceso informativo de Claret en Tarragona. Declaró que fue su confesor ordinario (testimonio en Clotet), y confidente de Claret como nadie (EC I, p. 1206). Iba leyendo la autobiografía mientras Claret la componía. Declaró que le acompañó en todos los viajes excepto en el de Asturias y que tenía la curiosidad de tomar nota de los sermones que predicaba y que algún día fueron 12 e incluso más.
Se sabe que predicaba misiones populares, y que quiso entrar en la Congregación Claretiana (EC II, p. 141), que la autobiografía “le decepcionó” (declarc. Proc.).
Tanto en Cádiz como en Tarragona dejó un excelente recuerdo, de sacerdote entregado y asceta, de gran finura espiritual, dotado para la predicación, con gusto poético, exquisito en el trato, de una gran sencillez y austeridad. De su época de Cádiz dice un contemporáneo: “recuérdanle todos que era uno de esos poquísimos semblantes del enviado por Dios para esbeltez de la dignidad eclesiástica, expresivos de la armonía que forman las virtudes propias del alma, atrayentes por su calidad de espíritu inmaculado, inspiradores del cielo beatísimo. El M. Iltre. Sr. D. Carmelo era de gentil aire en sus maneras, de presencia ajustada, la cual venía a ser en él sobremediana o casi bien alta y de sugestión inexplicables; persona muy fina, atenta y buena”
Tuvo la suerte de participar en las honras fúnebres del P. Claret en Vic en junio de 1897. Murió el 26 de abril de 1900.
“El Sr. Sala destina los productos líquidos de su obra [una excursión al mundo invisible…] a sufragar los gastos de beatificación del P. Claret, de quien fue querido familiar y es en la actualidad entusiasta admirador de sus virtudes (Bol Ecl de Tarrag, 30 de enero de 1898; en Sidera Xifré, I, p. 292).