ENERO

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1828. Se hunde, en Sallent, el piso de la casa de baile en que él había estado poco antes y mueren 28 personas. Claret siempre lo consideró como un cuidado especial de la Providencia.

1848. Comienza una tanda de Ejercicios Espirituales al clero de Barcelona.

1860. Anda mal de salud, por resfriado y jaquecas.

CONSTITUCIÓN DEL INSTITUTO (1858-1870)

 

El Espíritu de la Congregación

 

Este libro fue escrito por el P. Xifré en 1867, y lo completó en 1880. Podemos decir que fue la obra que inspiró la vida de muchos claretianos en los comienzos, debido al escaso conocimiento de las obras del P. Fundador. El Espíritu de la Congregación es un pequeño libro dividido en tres partes: la primera habla de los medios para la propia santificación; la segunda, de las reglas para dar con acierto Misiones y Ejercicios, y la tercera, de apuntes y materias predicables para los misioneros. El proyecto fue aprobado por el P. Fundador, aunque conoció solo una parte. Era en 1902 o 1903 en Cervera donde se hallaba el Rmo. P. Clemente Serrat, Superior General, y saliendo la conversación sobre el Espíritu de la Congregación, les dijo: Esta obra era muy apreciada del P. Fundador. Cuando la estaba escribiendo su amado autor, la vio y leyó el Padre Fundador, y en acabado no pudo menos de decir: Muy bien. Adelante con la obra. Es voluntad de Dios que la escriba.

Diego Gavín, CMF

Misionero y predicador (1833-1893)

Naval (Huesca, Aragón). Fue uno de los grandes misioneros en los comienzos de la Congregación. Siendo sacerdote diocesano profesó en manos del P. Fundador en 1864. Fue el primer claretiano no catalán. Pasó inmediatamente con el P. Serrat a la fundación de Segovia. Clemente Serrat, Francisco Crusats y Diego Gavín formaron un formidable trío misionero, extendiendo su actividad hasta fuera de la diócesis, llegando a la de Ávila. Posteriormente se dedicó a la predicación por toda España. Sufrió el destierro en Francia después de la revolución de 1868. Participó en la fundación de las casas de Barbastro, Calahorra, Pamplona, Alagón y Bilbao, y fue el iniciador de los postulantados. Tuvo que ver en la fundación de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, acompañando a Santa Teresa de Jesús Jornet. Y fue el primer director del Boletín del Corazón de María, hasta entonces órgano de la Archicofradía del Corazón de María de Bilbao, futuro Iris de Paz.

Confianza y ofrecimiento

 

Digo, pues, que, además de asistir siempre, mañana y tarde, allá, al anochecer, cuando apenas quedaba gente en la iglesia, entonces volvía yo y solito me las entendía con el Señor. ¡Con qué fe, con qué confianza y con qué amor hablaba con el Señor, con mi buen Padre! Me ofrecía mil veces a su santo servicio, deseaba ser sacerdote para consagrarme día y noche a su ministerio, y me acuerdo que le decía: Humanamente no veo esperanza ninguna, pero Vos sois tan poderoso, que, si queréis, lo arreglaréis todo. Y me acuerdo que con toda confianza me dejé en sus divinas manos, esperando que él dispondría lo que se había de hacer, como en efecto así fue, según diré más adelante (Aut 40).

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL

 

  • ¿Tuviste algunas dificultades especiales para seguir tu vocación?
  • ¿Cómo las superaste?
  • ¿Te ayudó la confianza y el abandono en las manos del Señor?
  • Este número (Aut 40), ¿conecta con tu experiencia vocacional?

“Estando el alma aquí hecha una misma osa con él,
en cierta manera es ella Dios por participación; que, aunque no tan perfectamente como en la otra vida, es como sombra de Dios….
La voluntad de los dos es una; y así, la operación de Dios y de ella es una”

(S. Juan de la Cruz, Llama de Amor Viva, III.78).