ENERO
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1849. Predica en Santa Lucía (Gran Canaria).
1863. Aplaude la publicación del P. Xifré de propaganda de la Congregación, al mismo tiempo que lamenta que las tres congregaciones reconocidas por el concordato de España no cuajan: escolapios, paúles y filipenses.
1866. Le llega noticia de que a su hermana Rosa se le ha muerto un hijo.
LA FUNDACIÓN (1849 -1858)
La Congregación que nace
Claret no fundó una congregación religiosa, dado que estaba prohibido por el Gobierno. Desde 1835, los religiosos habían sido exclaustrados de sus conventos y sus bienes expropiados para ser vendidos. Ante la falta de los predicadores ordinarios, la Casa-Misión de Vic nació como un grupo de presbíteros seculares que iniciaban un nuevo estilo de vida en comunidad, libres de cualquier compromiso diocesano que los atase a un lugar o a algún beneficio eclesiástico concreto, a fin de poder entregarse plenamente a la predicación de la Palabra, especialmente a través de las Misiones Populares (disfrazadas, dado que la predicación misionera estaba controlada y restringida por las autoridades políticas), Ejercicios Espirituales y Catequesis. Vivían en total disponibilidad para ser enviados por el obispo. Luciano Casadevall consideraba a los primeros claretianos mis misioneros, y él mismo, como su Superior, los defendió y ayudó siempre. La muerte de este obispo, el 11 de marzo de 1852, supuso un momento de crisis e incertidumbre, que fue superado gracias al apoyo que encontraron en su sucesor.
La única estructura que queda de la casa original.
Alfonso Milagro, CMF
Misionero y escritor (1915-1981)
Añatuya (Santiago del Estero, Argentina). Fue una de las primeras vocaciones de Argentina. Ejerció primero como profesor de seminaristas claretianos, pasando luego al ámbito parroquial. Su mayor pasión fue la de predicar, dar Ejercicios Espirituales y, sobre todo, escribir. Como buen comunicador se movió en todos los medios sociales de comunicación. Pero sobre todo se dedicó a la publicación de libros y opúsculos de gran divulgación. Se habla de más de cien mil libros editados. Los más populares fueron: Cinco minutos con Jesús, Los cinco minutos de Dios, Los cinco minutos de María, El Evangelio meditado, Consignas, Pisando fuerte en la vida, Vive la sacramentalidad de tu matrimonio. En 1956 fundó la Editorial Claretiana de Buenos Aires de la cual fue su primer director y en la que, con el tiempo, publicaría sus libros el papa Francisco, entre otros. Trabajó en radio y televisión y creó una escuela de teología para laicos. Fue Vicario Judicial de la Archidiócesis de Buenos Aires.
El misterioso hilo de la Providencia
La divina Providencia siempre ha velado sobre mí de un modo particular, como se verá en éste y en otros casos que referiré. Mi madre siempre crió por sí misma a sus hijos, pero a mí no le fue posible por falta de salud; me dio a una ama de leche en la misma población, en donde permanecía día y noche. El dueño de la casa hizo una excavación demasiado profunda para formar una bodega más espaciosa; pero una noche, en que yo no estaba en la casa, resentidos los cimientos por motivo de la excavación, se hincaron las paredes y se hundió la casa, quedando muertos y sepultados en las ruinas el ama de leche, que era la dueña de la casa, y cuatro hijos que tenía; y si yo me hubiese hallado en la casa por aquella noche, habría seguido la suerte de los demás. ¡Bendita sea la Providencia de Dios! Y ¡cuántas gracias debo dar a María Santísima, que desde niño me preservó de la muerte, como después me ha librado de otros apuros! ¡Oh cuán ingrato soy!… (Aut 7).
PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
Cuando Claret escribe este pasaje ya había pasado por muchas dificultades.
- ¿Hay momentos en los que percibes la presencia especial de la Providencia de Dios en el desarrollo de tu vida?
- ¿Reconoces la Providencia de Dios en tus momentos de serenidad y de dificultad?
“En el aprieto me diste anchura” (Salmo 4).
- Revive y actualiza esos momentos de sombras y luz. ¿Qué te aportaron?
- La Providencia…. (completa la frase)
“El hombre, impulsado por el deseo de tener y gozar, más que de ser y de crecer, consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su misma vida. En la raíz de la insensata destrucción del ambiente natural hay un error antropológico, por desgracia muy difundido en nuestro tiempo”
(Juan Pablo II, Centesimus Annus, 37).