MARZO
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1862. Da la primera comunión a la Infanta Isabel.
1859. El gobierno aprueba el reglamento de la Academia de San Miguel, elaborado ya en el verano anterior. Se editará en mayo.
1870. Gracias a los desvelos y viajes de Claret, hoy se firma el decreto de aprobación de las Constituciones de las Vedrunas. Unos días después Claret lo comunica y felicita a la M. General y a toda la congregación.
EL AUGE (1906-1922)
La Divina Pía Moción y la Canción del MisioneroEn 1906 el nuevo P. General escribió su primera Circular a la Congregación que titulaba Remedios del descontento en la Religión. Había observado en el descontento uno de los principales males que afectaban a los Misioneros y su fidelidad vocacional. Como remedio propuso la divina pía moción, que no era asunto de inteligencia sino de voluntad, de fidelidad y entrega prácticas a la vocación. Era una llamada a la alegría y la felicidad en la vocación y misión.
Aunque no sabemos la fecha exacta sí sabemos que la Canción del Misionero (Jesús ya sabes, soy tu soldado…) fue compuesta en su letra por el P. Agapito Ajuria, muerto en Corisco (Guinea Ecuatorial) el año 1908; y la música fue compuesta más tarde, en 1912, por el P. Vidal Bandrés, Misionero en Chocó (Colombia). Dicha canción adquirió gran fama entre los seminaristas y sirvió a los Mártires de Barbastro como estímulo espiritual en los últimos días de su martirio. En los años 1950, se cantaba frecuentemente debido a la profunda atmósfera martirial.
Rafael Benjumea
Pintor de Corte (1820-1888)Sevilla (España). Fue un pintor español de historia, retratista de pequeño formato y de cuadros de temática costumbrista sevillana. Desde los inicios de sus estudios estuvo protegido como artista por el duque de Montpensier, para cuya familia realizó algunas obras. En 1850 fue requerido como segundo pintor de cámara de Isabel II. En dos de las composiciones efectuadas en este período (El Bautizo de la Infanta Concepción y La presentación y el Bautizo de Alfonso XII), se puede contemplar al P. Claret. Estos cuadros le llevaron a recurrir a una querella contra la reina Isabel II en 1873 por no abonar ésta la ejecución de las obras al artista. Estas pinturas eran estimadas por el gran parecido en los retratos y por la riqueza en los detalles. Fue condecorado con el título de Caballero de la Real y distinguida Orden de Carlos III y de la del Santo Sepulcro y nombrado Comendador de la Orden americana de Isabel la Católica.
El estímulo de los santos
Leía con mucha frecuencia las vidas de los Santos que se han distinguido por su celo por la salvación de las almas, y he experimentado que me produce muy buenos efectos, porque me digo aquellas palabras de San Agustín: ¿Tú no serás, tú no trabajarás para la salvación de las almas como trabajaron éstos y éstas? Las vidas de los Santos que más me mueven son las siguientes: Santo Domingo, San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, San Juan Nepomuceno, San Vicente Ferrer, San Bernardino de Sena, Santo Tomás de Villanueva, San Ignacio de Loyola, San Felipe Neri, San Francisco Javier, San Francisco de Borja, San Camilo de Lelis, San Carlos Borromeo, San Francisco Régis, San Vicente de Paúl, San Francisco de Sales (Aut 226).
En las vidas y obras de estos santos meditaba, y en esta meditación se encendía en mí un fuego tan ardiente, que no me dejaba estar quieto. Tenía que andar y correr de una a otra parte, predicando continuamente… No puedo explicar lo que en mí sentía. No sentía fatiga, ni me arredraban las calumnias más atroces que me levantaban, ni temía las persecuciones más grandes… (Aut 227).
PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
- ¿Hay figuras de santos que estimulen de una manera especial tu celo apostólico?
- ¿Hay otras figuras de cristianos o no que sean para ti un estímulo?
- ¿Qué es un santo para ti hoy?
El papa Francisco habla de los “santos de la puerta de al lado”.
- ¿Los conoces? ¿Viven contigo? ¿Quiénes son?
“La experiencia de Dios es la única fuerza capaz de suscitar
aquella esperanza que se mantiene firme a pesar de las dificultades
y es siempre dinamizadora de un compromiso a favor de la vida”
(Josep M. Abella Batlle, Misioneros, p. 42).